En la noche doscientos noventa de su cautiverio, mientras trata de posponer el momento en que será decapitada por el rey Schahriar, la locuaz e imaginativa Schehrazada da forma a una de las narraciones más extraordinarias de la literatura de todos los tiempos y una de las que mayor influencia ha tenido a su vez sobre otras creaciones universales: la historia de Sinbad el Marino.
Incorporada en la célebre colección de relatos Las mil y una noches, de la que no formaba parte inicialmente (según el crítico libanés René Khawan fue introducida en copias árabes tardías del s. XVIII ) en ella se narran las peripecias del marino y comerciante Sinbad, quien por obra de la Fortuna y el Destino partió de Bagdad en busca de riquezas y “porque se le antojó conocer las comarcas y los países de los hombres”, llegando a realizar hasta siete viajes en el curso de los cuales vivió innumerables peripecias y todo género de aventuras fantásticas. Las fuentes originarias de este relato anónimo se encuentra en numerosos relatos escritos y orales del mundo oriental, entre los que sobresale La historia del marinero náufrago, primer libro de naufragios conocido, escrito en Egipto alrededor del 2200 a.c.) y otros como el Libro de los Animales (Kitab al-hayawàn) de Al Jahiz , s.IX) e incluso La Odisea, de Homero. El nombre de su protagonista, Sinbad y el número de sus viajes, parece inspirado en el mítico Zhen-He (1371-1433) , también conocido por el sobrenombre de Sànbào, el navegante más importante de la historia de China, de origen musulmán, el cual realizó siete expediciones por el Océano Índico con una flota de más de 300 barcos cargados de oro, plata y otros tesoros.
Aunque Las mil y una noches se tradujo al francés por primera vez en 1704 , aquella primera edición de Antoine Galland era una versión expurgada en la que no aparecía el relato, por lo que no fue hasta el s.XIX; y muy especialmente con la traducción que Joseph Charles Mardrus hizo de la edición egipcia de 1835, que la historia de Sinbad el Marino se hace popular para el público occidental; convirtiéndose desde entonces en un clásico de la literatura del mar y ejerciendo una notable infuencia sobre numerosos autores (desde Daniel Defoe hasta Álvaro Cunqueiro) e incluso inspirando a compositores como Rimsky-Korsakov, quien le dedicó el primer acto de su obra Scheherazade.
Fascinados ante la existencia de una isla-ballena, sugestionados por los pájaros rohk , horrorizados de los monos caníbales, o simplemente embriagados por el perfume del sándalo, el alcanfor y las especias, son muchos los que aún todavía hoy sucumben al encanto de estas aventuras que, al decir de Borges, no son más que una gran metáfora, la gran metáfora de la vida.