De catro a catro. Follas sin data d’un diario d’abordo fue el único poemario publicado en vida por Manuel Antonio Pérez Sánchez ( Rianxo, A Coruña, 1900- 1930) pero fue suficiente para consagrarlo como una de las figura principales de la literatura vanguardista en lengua gallega. Publicado en 1928 por la editorial Nós, con ilustraciones de Carlos Maside, la aparición del libro supuso una ruptura estilística y formal con la producción poética de su entorno, así como la introducción de nuevos temas que le alejaban de la lírica modernista predominante en los inicios del siglo XX y le acercaban a las poéticas de vanguardia españolas y europeas del momento, como el creacionismo y el futurismo.
Manuel Antonio, cuya temprana vocación literaria lo llevó a introducirse en los círculos literarios galleguistas y a firmar el manifiesto “Máis Alá! “, recibió la influencia de poetas como Vicente Huidobro o Pierre Reverdy; sin embargo, sus referencias estéticas no fueron únicamente literaria. Una de los mayores fue la del teórico y director de cine francés Jean Epstein, cuyo libro La poésie d´aujourd´hui, un nouvel état d´intelligence (1921), tradujo al gallego. Epstein, maestro del cine como arte netamente visual, era un firme defensor de la poesía autónoma de las imágenes, así como de la ruptura de la secuencia y la lógica espacio-temporal de las mismas. “No hay historias, sólo situaciones sin comienzo, desarrollo ni fin”, sentenció. Epstein,por cierto, también encontraría en el mar inspiración para su obra, pues a partir de 1929 se instaló en el Finisterre de la Bretaña francesa, realizando varios filmes con esta temática.
Todo ese bagaje está muy presente en De catro a catro , el cuaderno que recoge los poemas escritos entre 1926 y 1927 a bordo del paquebote Constantino Candeiras, mientras realizaba prácticas de piloto de la marina mercante y en el que describe, cual si se tratase de planos inconexos de un filme, la vida diaria en el mar. Para ello se vale tanto de la yuxtaposición de imágenes novedosas, como de un elaboradísimo lenguaje e en el que introduce numerosos términos técnicos marineros. Nada de ello, sin embargo, resta a estos poemas emoción o sentimiento: su vanguardismo radica también en su capacidad para captar la fragilidad y la soledad humanas en medio del espectáculo grandioso de la naturaleza. Y es que, como apunta el también poeta César Antonio Molina:” Manuel Antonio, situado al final de un mundo todavía romántico, intimista, sentimental y perfectamente hundido en las raíces de la naturaleza rural y marina, eleva esos elementos básicos del hombre antiguo, uniéndolos al nuevo mundo presentido ya como algo inevitable tras el humo de esos vapores vistos desde los últimos veleros”.