El 30 de junio de 2009, a las 22:15 CEST,respondiendo a comandos enviados desde la Tierra, el sistema de comunicaciones de la sonda espacial Ulysses se puso en modo “sólo escucha”, apagando el resto de sus funciones. Diseñada para estudiar el Sol en todas sus latitudes, en un proyecto conjunto de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la NASA, la sonda fue lanzada el 6 de octubre de 1990 y había permanecido, tras sucesivas prolongaciones de su misión, durante diecinueve años en el espacio en el curso de los cuales realizó tres circunnavegaciones alrededor de los polos solares. Había pues viajado por el universo casi el mismo tiempo que tardó el héroe griego que inspiró su nombre, Odiseo (Vlises en latín) en regresar a su amada Ítaca; solo que, a diferencia de su homónimo, la legendaria sonda jamás encontró el camino de vuelta. «Los datos y la producción científica de esta misión merecen el nombre del legendario explorador de la mitología griega», señaló Arik Posner, uno de los científicos a cargo del proyecto.
Veinte años, según relata Homero en su poema épico, tardó Odiseo en volver de la guerra de Troya, en la que los aqueos resultaron vencedores y él, poseedor de merecida riqueza y fama. Y no porque las aguas del Mediterráneo le fuesen desconocidas: como buen griego, Odiseo no sólo dominaba el arte de la guerra sino también el de la navegación y probablemente, al igual que el autor, habría escuchado alguna vez la antigua leyenda de los argonautas que partieron en busca del vellocino de oro; de hecho, tanto él como sus acompañantes recalaron en algunos de los lugares más temidos de aquella legendaria ruta, como la isla de Ea ( dominio de Circe) , el engañoso paso de las sirenas o el peligroso estrecho entre Caribdis y Escila. Todo ello después de que Poseidón, dios de los mares, descargase sobre él su terrible venganza por haber cegado a su hijo Polifemo, condenándolo a sufrir grandes tragedias antes de volver a su tierra, perder su nave y sus compañeros en la travesía y a tener que batallar con los pretendientes por recuperar su reino.
La extraña fascinación que la Odisea, un relato compuesto por Homero a partir de otros poemas cantados por aedos y que sólo eran partes del que conocemos ho , sigue ejerciendo sobre el imaginario colectivo sólo puede explicarse desde la universalidad y atemporalidad del tema que aborda. En un mundo donde ya no existen héroes ni dioses la historia del astuto Odiseo, enfrentado a la adversidad y empeñado tenazmente en volver a su patria, su hogar y su familia ( la fiel Penélope y el audaz Telémaco) constituye el mejor recordatorio, si es que lo hubiésemos olvidado, de que no importa cuán lejos nos lleven nuestros pasos,lo importante es tener un sitio ( real o imaginario) al cual regresar. Y es que, como escribió Kavafis:
Ítaca te dio el bello viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene más que darte.
Y si pobre la encuentras, Ítaca no te engañó.
Así sabio como te hiciste, con tanta experiencia,
comprenderás ya qué significan las Ítacas.